La subida es progresiva y tranquila, prácticamente un paseo entre pinares y campos de almendros.
Desde la cima podemos ver claramente toda la prolongación de la Serrella; el Plá de la Casa, la Mallada del Llop, Aixortá y a nuestras espaldas Aitana.
Otra montaña digna de subir en invierno, sobre todo si aprovechamos alguna de las nevadas que suelen caer por estas fechas.
Para los más iniciados también está la opción de subir directamente por la crestería. El recorrido es mucho más corto, pero bastante más duro y requiere llevar un buen calzado y estar acostumbrados a las rocas.
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